La imitación en el infante

Los niños perciben e imitan no solo las palabras de las personas y las acciones, sino también sus actitudes internas. La imitación puede tomar varias formas.

Un niño pequeño podría imitar las acciones de alguien directamente.

Si un maestro está cardando e hilando lana, por ejemplo, un niño también podría querer cardar e hilar. Los niños también pueden imitar en su juego las acciones que han visto en la vida diaria. Por ejemplo, un grupo de niños podría unirse para formar un empresa de mudanzas. Empacarán los juguetes de la guardería en un camión de mudanzas que han hecho de algunas sillas y tablas y la arrastrarán por toda la clase hasta su nuevo destino.

Los niños también imitan nuestra actitud interior.

Los maestros de Jardín de infantes, por lo tanto, tratan de impregnar todo lo que hacen con cuidado y coherencia. Esto se reflejará en la forma en que colocan un objeto en la mesa de estación o los juguetes a la hora de la limpieza, la meticulosidad con que se prepara cualquier acontecimiento o celebración.

Si los padres y maestros se acercan a las tareas comunes de la vida, como cocinar o limpiar con reverencia y cuidado, los niños desarrollan un profundo respeto por el trabajo y las cosas materiales. Sin embargo, si tales tareas se realizan rápida y descuidadamente, esto se reflejará en dificultades de los niños para encontrarle sentido a la vida.

Con todo esto en mente, los maestros Waldorf tratan de trabajar constantemente para promover su propio desarrollo. Intentan dar lo mejor de sí mismos para cada actividad y tarea, para que puedan servir como modelos positivos para sus alumnos.

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